Evaluar a un niño o a una persona con trauma, es una tarea que requiere cuidado y preparación formal en la salud mental. La información que comparto en esta publicación está basada en la exposición que al respecto aporta la Dra. Alexandra Cook, investigadora con más de veinte años de experiencia en trabajo con pacientes traumatizados, en el Trauma Center y el Trauma Research Foundation, así como en la experiencia de trabajo en el consultorio de psicoterapia y terapia de artes expresivas en el que desarrollo mi trabajo profesional.
Primero comprendamos que cuando un niño es llevado para ser evaluado por trauma, debe haber razones para que esto suceda, de esta manera la(s) preguntas o razones por las que se atiende al niño, pueden provenir de los padres biológicos, de la familia del niño, de la casa hogar en la que se le dan cuidados, de los padres adoptivos o de otros profesionales de la salud.
Las razones por las que un niño es evaluado son el primer aspecto a responder en una evaluación de trauma. Estas razones serán el punto de partida en la evaluación y deberán ser también el punto de cierre de la misma.
Una evaluación de trauma es un acercamiento a la comprensión de tres grandes áreas de la persona:
a) Exposición al trauma
b) Adaptación post traumática
c) Recomendaciones para el tratamiento, paternaje y en su caso, asignación de cuidador primario, hogar adoptivo o de resguardo, cada una de estas opciones bajo un modelo informado en el trauma.
Exposición al trauma
El estar expuesto a situaciones traumáticas, puede o no, resultar en trauma para un niño, entre más circunstancias de riesgo y mayor tiempo de exposición se tengan, mayores serán las probabilidades de que el cerebro del menor organice la experiencia de manera traumática. Hay tres tipos de circunstancias de riesgo:
Actos de comisión: comprende el abuso físico, el abuso sexual y el abuso emocional y verbal. El ser víctima de este tipo de actos, tiene por consecuencia principal el surgimiento de pensamientos intrusivos, sueños y flashbacks.
Actos de omisión: comprende la negligencia, descuido, carencia total o parcial de cuidado físico, cuidado y atención emocional y cuidado médico. Este tipo de actos afecta el desarrollo del menor en sus áreas cognitiva, emocional y física.
Atestiguar eventos de riesgo: violencia doméstica, uso de sustancias por los padres o cuidadores primarios, enfermedad mental en los padres o cuidadores primarios, violencia en el vecindario y/o violencia comunitaria. Las consecuencias de ser testigo de estos actos son de larga duración y se asocian a diferentes síntomas.
Adaptación post trauma
Posterior a la exposición al trauma y ante el desarrollo de síntomas, se consideran tres categorías asociadas al Trastorno de Estrés Post Traumático. Se considera que al menos el 30 % de las personas expuestas a trauma, desarrollarán esta patología.
a) Intrusiones y revivir la experiencia
b) Evitación y congelamiento
c) Hiperactividad, estado de alerta constante
Es posible que el niño desarrolle síntomas de una, dos o tres categorías entre las anteriores, cuando esto sucede, es posible que el menor presente o se diagnostique con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad e incluso que en la adolescencia sea diagnosticado con Trastorno Bipolar. Habría que hacer una evaluación adecuada para determinar si en realidad el padecimiento a tratar es Trastorno por Trauma en el Desarrollo, que es la adaptación post trauma de mayor complejidad en un niño. Los síntomas son los siguientes, recordando que el trauma afecta al sistema entero de la persona y por tanto el tratamiento requerirá apoyo en todas y cada una de las áreas afectadas.
· Cambios biológicos: incluyen cambios en la estructura cerebral, cambios en el volumen del hipocampo, cambios en la corteza prefrontal y cuerpo calloso y cambios neuroquímicos.
· Mal manejo de las emociones: Actualmente se investiga para determinar la afectación en la red de desarrollo asociada a la identidad, la percepción de uno mismo y la forma en que el niño maneja el afecto. Depresión, ansiedad, inhabilidad para conocer sus propias emociones, auto lesiones.
· Problemas de apego: apego desorganizado, evitativo e inseguro.
· Disociación: Este es un tema amplio y complejo que va desde síntomas leves hasta el desarrollo de un trastorno, en un gran espectro. Hay diferentes tipos de disociación, como pensamientos sin emociones, emociones sin pensamientos, conductas sin pensamientos o emociones asociados, (la persona no puede explicar por qué se comporta como lo hace) y sensaciones somáticas o corporales no asociadas a pensamientos o emociones. Existen herramientas para el diagnóstico de síntomas disociativos para niños, adolescentes y adultos que se utilizan en el consultorio de manera profesional.
· Desregulación de la conducta: cutting, acting outs, conductas sexuales de alto riesgo, abuso de sustancias.
· Disfunción cognitiva: afectación en la atención y la concentración, mal procesamiento de la información, congelamiento cognitivo.
· Percepción negativa de sí mismo: creencias negativas de sí mismo, minimizar y/o invisibilizar la propia persona.
Es importante tener en cuenta que los síntomas se presentan en diferentes contextos y circunstancias, es decir que algunos pueden presentarse mientras se interactúa con los cuidadores, otros en la escuela, otros más bajo situaciones estresantes.
Los síntomas emergen de manera distinta en diferentes contextos y con diferentes personas.
La evaluación es un proceso en el que se unen piezas de rompecabezas que tienen que ver con las experiencias en la vida del niño, los testimonios y aportaciones de los padres y cuidadores y maestros, así como los resultados de las evaluaciones en el consultorio.
Evaluación de niños
En términos generales, la evaluación de un menor comprende de 4 a 5 sesiones, entre las que la primera se dedica a recoger información exclusivamente por parte de los padres o cuidadores y las siguientes, a trabajar con el menor, sin la presencia directa de los padres. En estas sesiones y con el apoyo de las herramientas a adecuadas a la edad y circunstancias de cada niño, se evalúan:
· Síntomas traumáticos
· Síntomas disociativos
· Conducta y desarrollo
Evaluación de adultos:
La evaluación de una persona mayor de edad toma aproximadamente tres sesiones, entre las que se dedica la primera a conocer a la persona, hablar de su contexto, familia y trabajo. La segunda sesión se habla de su historia, eventos traumáticos en la familia, la escuela y en general en el pasado, finalmente en la tercera sesión se aplican instrumentos para medir síntomas disociativos, se hace un bosquejo del plan de tratamiento y se establecen expectativas.
Formulación de caso
1. Aquí y ahora
En la formulación de cada caso particular, el terapeuta explica de manera detallada el diagnóstico y tratamiento, partiendo desde el motivo por el cual se realizó la evaluación. La formulación da inicio comentando cómo se encuentra la persona en tiempo presente, sus conductas, sentimientos, expresiones.
2. ¿Qué estímulos exteriores motivan a que emerjan los síntomas?
Posterior a la explicación sobre el presente, se comentan aquellos puntos que indiquen qué dispara o motiva los síntomas, desde el exterior: dinámica familiar, escuela o trabajo, relaciones interpersonales, re-exposición a situaciones traumáticas, historia de trauma familiar, factores culturales y comunitarios.
3. ¿Qué estímulos interiores motivan a que emerjan los síntomas?
En este apartado se explican aquellos mecanismos de defensa que la persona ha desarrollado para adaptarse al trauma.
Finalmente se da respuesta a cuestionamientos que aporten propuestas de intervención y tratamiento de los síntomas y/o diagnóstico.
4. ¿Cuáles son las creencias negativas que la persona tiene de sí misma, de su futuro, de su familia, que sostienen los síntomas?
5. ¿Qué fortalezas y recursos tiene la persona que favorecen el tratamiento?
6. ¿Qué debe ser modificado?, ¿cuáles son los objetivos del tratamiento?
7. ¿Qué tipo de tratamiento se propone?
8. ¿Cuáles son los riesgos en caso de que la persona no reciba tratamiento?
Conclusión
La evaluación de un niño, adolescente o adulto, con enfoque a la detección, atención y tratamiento del trauma, requiere una visión desde la Psicotraumatología, ya que como se ha explicado, algunos síntomas y trastornos pueden ser confundidos y tratados de manera parcial, con el riesgo de retraumatizar a la persona y dejar una huella de abandono que se sume a las ya existentes, impidiendo así una recuperación adecuada y una reparación que brinde esperanza de una vida mejor. Siempre es un buen día para acudir con un profesional preparado.
¡Sigue mi trayectoria!
Desarrollo mi trabajo como Profesional Clínico en Trauma, certificado por la IATP: International Association of Trauma Professionals, Profesional Pleno en Salud Mental, miembro de AIBAPT: Asociación Iberoamericana de Psicotrauma. Lee más sobre mí ¡haciendo clic en este enlace! o agenda una cita enviando un mensaje, será un placer atenderte.
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