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En muchas ocasiones las personas desean recibir terapia, pero sienten que deberán revelar sus más dolorosas experiencias, o su pasado avergonzante, ante la mirada enjuiciadora del terapeuta. Muchas veces los pacientes comentan no desear hablar de sus experiencias hasta estar seguros de qué es lo que va a suceder en la terapia, o conocer la forma de pensar del terapeuta, para poder asegurarse de que no serán retraumatizados por cuestionarios incómodos y dolorosos.
En este artículo te explico cómo se maneja la información sobre lo que te ha sucedido, en las sesiones de terapia informada en el trauma, en las que no es obligatorio que cuentes lo que te ha sucedido de inmediato, incluso, podrías tardar mucho tiempo, -todo el que necesites-, para hablar de tus experiencias dolorosas.
El trauma se vive en el presente, como si siguiera sucediendo. Esta es una característica de las experiencias traumáticas, el cerebro no las ha procesado adecuadamente y entonces las ha almacenado "sin fecha de caducidad".
Retraumatización por ir demasiado rápido al intentar reconstruir la historia.
Una de las características de los eventos traumáticos, es que quedan almacenados "en fragmentos" y muchas veces las personas recuerdan solamente pedazos, como si fueran pequeñas escenas, o flachazos del evento. Estos pequeños pedazos pueden incluir detalles que parecen insignificantes, como recordar una prenda de ropa, el color de una pared, un olor, un sonido extraño, la mirada de una persona, una marca en el piso, etc.
Los detalles de la historia, cuentan la historia, aunque no se constituyan en una secuencia lógica. Ir contando estos pequeños fragmentos, puede ayudar a acomodar la secuencia completa, pero presionarte a ti mismo para contar tu historia, anular cualquier parte de ti mismo que se sienta insegura o no preparada, constituye otro trauma y puede resultar muy doloroso.
Re-traumatización por romper las barreras protectoras en el cerebro.
El cerebro encapsula los recuerdos traumáticos por una muy buena razón. No es saludable tratar de romper estas estructuras protectoras sin preparación previa y sin haber adquirido herramientas de regulación emocional. Esto podría causar muchos problemas.
Si la persona es presionada para hablar de lo que le ha sucedido o está impaciente, podría comenzar a inventar la historia porque no entiende por qué no puede recordarla.
El recuerdo podría volverse tan desorganizado que todas las piezas de la historia saldrán como vidrios rotos, todos en el orden incorrecto. Esto podría hacer que te sientas avergonzado, o como si fueras un mentiroso.
La curación debe ser suave y constructiva. Hay muchas maneras de curar recuerdos traumáticos sin forzar ni presionarse a uno mismo. La terapia puede ayudarte a reconstruir la historia de tu vida y los eventos vividos, de una manera saludable.
Re-traumatización al revivir lo pasado.
La sola idea de contar lo que sucedió puede ser absolutamente aterradora. Puede ser completamente abrumador. Si te estás empujando a ti mismo a través del terror, ya no se trata de tu propia sanación, se trata de una parte de ti que está siendo enérgica e hiriente contigo mismo, o tratando de complacer a otra persona.
Al contar la historia de lo que le ha sucedido, la persona debe sentirse en un lugar seguro y rodeada de personas con las que se siente aceptada y protegida, nunca amenazada. Además, el contar la historia desde el presente, permite a la persona comprender que el evento traumático no está pasando más, ya ha terminado y en el momento en que se cuenta, hay personas y recursos que facilitarán la recuperación.
Retraumatización por ser demasiado vulnerable.
Algunas víctimas de trauma están acostumbradas a ser demasiado vulnerables y aún no saben cómo protegerse. Incluso si nadie termina criticando lo que tiene que decir, el solo acto de abrirse sobre lo que sucedió podría constituir revivir la experiencia de ser demasiado vulnerable y demasiado abierto a ser abusado. Esta experiencia refuerza la repetición de haber sido abusados en el pasado.
Retraumatización por ser atacado, invalidado, menospreciado debido a lo sucedido.
Contar la historia de uno puede exponerse a que la gente diga que no es verdad, la cuestione, la critique, la desmorone, la insulte.
Al contar lo sucedido es posible sentirse menospreciado de alguna manera o que nadie te crea, cuando en realidad estás diciendo la verdad, este tipo de cosas constituyen un conjunto adicional de eventos traumáticos con los que lidiar.
Contar la historia de uno podría traumatizar a otras personas.
A veces, en la intención de encontrar empatía ante lo que se ha vivido, las personas comentamos lo que nos ha pasado, sin darnos cuenta de que lo que digamos puede ser muy impactante para otras personas, o incluso puede ser revelador de situaciones inimaginadas por otros seres humanos.
De esta forma no solamente no se encuentra empatía, sino que hay que ofrecer contención y apoyo a quien creíamos que podría ayudarnos.
Tiene sentido dedicar un poco de tiempo a considerar el contexto y el impacto que una historia de trauma podría tener en los demás antes de compartirla. Si contar la historia tiene un valor terapéutico para otras personas que han pasado por lo mismo, entonces puede sopesar el valor terapéutico con el posible impacto traumático, sin embargo, cuando se cuenta una historia de trauma, siempre sugiero que se haga en un contexto terapéutico y bajo el acompañamiento de un profesional que escuche, brinde contención y tenga preparación para saber qué hacer en un caso de crisis o desbordamiento emocional.
Re-traumatización por incredulidad
Si tu historia es bastante inusual, o si no pudiste hacer que tuviera algún sentido para los demás cuando la contaste anteriormente, es posible que hayas experimentado el trauma muy real de que no te crean. No ser creído es un trauma adicional que genera mucha impotencia, vergüenza y dolor. Tendría sentido dedicar algún tiempo a sanar las emociones relacionadas con este trauma de no ser creído antes de entrar en la historia del trauma en sí.
Si tu historia involucra algo tabú, no socialmente aceptable, algo que las personas generalmente no entienden o aprueban, algo generalmente rechazado o ridiculizado, esto puede hacer que te lleve más tiempo sentirte seguro y encontrar una persona adecuada con quien hablar, de manera que hacerlo no resulte nuevamente traumatizante.
Si tu historia es increíblemente larga y abarca muchos años, es posible que no puedas contarla. Tener una historia muy larga es otra razón por la que puede ser difícil contar la propia historia porque técnicamente es un libro (o varios). No es “un trauma” sino un paisaje gigante de miles de traumas.
¿Cómo puedes explicar todo eso con precisión y veracidad cuando abarca tanto tiempo? ¿Cómo puedes asegurarte de que tu verdad sea escuchada, cuando, para que tu verdad sea escuchada, necesitarías 10,000 páginas u horas de tiempo, porque con menos estarías dejando fuera algo que crees que sería crucial para asegurarte de que no se malinterprete? Entonces, tienes un conocimiento interno de que: NO SERÁ comprendido porque NO PUEDES contar esta historia por completo dentro del espacio y el tiempo asignados, y esto agrega otro nivel de terror: el terror de no ser comprendido.
Criterios para contar tu historia
Estar listo. Es importante estar seguro de que este es el momento adecuado dentro de tu recuperación para iniciar un proceso terapéutico.
Desarrollar tus recursos emocionales. Asegúrate de estar en un lugar donde hayas aprendido algunas habilidades para manejar la activación de las sensaciones y/o emociones que puedan surgir al contar la historia, o asiste con un terapeuta que pueda guiarte para encontrar tus recursos internos.
Tener certeza y sensación corporal de seguridad. Decide cuál es un contexto seguro para contar tu historia. Asegúrate de sentirte internamente seguro en el contexto elegido y de que ya has construido dentro de ti, en tu cuerpo, una forma de monitorear y defender tu propia seguridad.
Desarrolla la capacidad de hablar primero con todas y cada una de las partes de tí mismo que no se sientan seguras, para ayudarlas y luego proceder. Tienes la capacidad de detener todo en el momento en que te sientas inseguro.
Enfócate en tus propias necesidades. Si el contexto es lo suficientemente seguro, puedes ser egocéntrico y escuchar qué es exactamente lo que TÚ necesitas de esto. Si algo está reprimido dentro de tu sistema (energía, emoción, acción, vocalización), debes tener la seguridad y la libertad para expresarlo. Asegúrate de no hacer esto por nadie más. Nadie necesita saber tu historia por ningún motivo.
Comprende plenamente el propósito de contar tu historia. Averigua si contar tu historia ayudará a la integración del evento pasado a tu vida, y asegúrate de que eso es lo que estás haciendo: integrar. En terapia puedes aprender cómo evitar que tus emociones se disparen o quedar atrapado en el drama, en las sensaciones y en las emociones de lo que has vivido.
Confía en tu cuerpo. Trabaja con tu cuerpo. La idea de integración lenta respeta la integridad de la forma en que el cuerpo ha decidido almacenar los recuerdos traumáticos y respeta las razones del cuerpo para hacerlo. La idea es confiar en que el cuerpo y el cerebro estén de tu lado. No hay razón para "bio-hackear" la propia fisiología. No hay prisa.
Tener un nivel adecuado de organización cerebral. En terapia, podrás asegurarte de que tu cerebro haya alcanzado un nivel de organización para que no entre en caos y se disocie si hablas de lo que sucedió. Lo sabrás porque es como si ya no te estuvieras ahogando cuando alcanzas este nivel de organización. En cambio, eres capaz de pensar clara y racionalmente.
Encuentra tu creatividad. Si aún no estás lo suficientemente organizado mentalmente para hablar literalmente con alguien sobre tu historia traumática, la expresión creativa, como escribir un diario, escribir poesía, música, hacer películas, arte y danza (realizado en un entorno o contexto seguro, uno con el que realmente te sientas bien), también hace que sea seguro contar tu historia (y es increíblemente terapéutico).
Qué hacer si ya estás listo para contar tu historia
Busca un psicoterapeuta preparado, que pueda acompañar tu proceso, evaluar tus síntomas y ayudarte en la recuperación de tu salud emocional y mental, además de encaminarte a alcanzar una vida plena, saludable y feliz.
Cuenta tu historia, intégrala a tu vida y aprende de lo vivido, conociéndote mejor, haz conciencia de lo que sí tienes y de la persona que eres en el momento presente. Reconstruye aquello que necesites y toma decisiones en un espacio seguro, en el que puedas explorar opciones que llevarás a tu vida real habiéndote preparado, aprendido y sintiéndote apoyado.
Hay muchas herramientas que puedes aprender y utilizar para vivir cada vez mejor, ya que lo que te pasó, no define tu vida.
A lo largo del proceso terapéutico, aprenderás mucho sobre tí mismo, sobre tu cerebro, sobre técnicas que puedes utilizar tú mismo, sobre actividades que puedes desarrollar para cambiar tus hábitos, tus emociones, tus pensamientos y tus acciones. Los terapeutas informados en trauma, utilizamos en todo momento el proceso de psicoeducación, brindándote atención personalizada de acuerdo a tus necesidades específicas.
Tú tienes el potencial de salir adelante y de diseñar experiencias que te lleven a nuevos horizontes de relaciones, trabajo, creatividad y alegría.
¡Sigue mi trayectoria!
Desarrollo mi trabajo como Profesional Clínico Certificado en Trauma CPT-IV, por el International Psychotraumatologist Association y el Trauma Research Foundation.
Te invito a conocer cómo es una terapia informada en trauma, haz clic en este enlace. Conoce más sobre mí y mi trayectoria, te invito a que juntos integremos tu experiencia y construyamos una nueva narrativa.