“Porque en psicología nos habían enseñado que las personas quedaban formadas a partir de los cinco años. Los niños mayores de esa edad que tenían problemas eran abandonados a su suerte, se les desahuciaba y, efectivamente, estaban perdidos. Ahora las cosas han cambiado: sabemos que un niño maltratado puede sobrevivir sin traumas si no se le culpabiliza y se le presta apoyo".
Boris Cyrulnik
Es esencial comprender que las experiencias adversas son prevenibles y que quienes experimentan adversidades en la infancia no están condenados a resultados negativos en sus vidas: la adversidad no es un destino.
El desarrollo de resiliencia a lo largo de la vida, así como la toma de consciencia sobre los factores y áreas resilientes, son objetivos en el trabajo terapéutico.
Empecemos por comprender qué es la resiliencia:
En ingeniería, la resiliencia es una magnitud que cuantifica la cantidad de energía, que absorbe un material al romperse bajo la acción de un impacto, por unidad de superficie de rotura.
Se diferencia de la tenacidad en que ésta cuantifica la cantidad de energía absorbida por unidad de superficie de rotura bajo la acción de un esfuerzo progresivo, y no de un impacto.
La relación entre resiliencia y tenacidad es generalmente monótona creciente, es decir, cuando un material presenta mayor resiliencia que otro, generalmente presenta mayor tenacidad.
“LA RESILIENCIA SE TRATA TANTO DE
LO QUE TENEMOS (NUESTROS RECURSOS INDIVIDUALES Y COLECTIVOS)
COMO DE LO QUE PENSAMOS (NUESTRA MENTALIDAD).”
Resilience Research Centre
La construcción y desarrollo de resiliencia se fundamenta en cuatro grandes pilares relacionados a la experiencia de emociones positivas. Estas cuatro tareas se convierten en misiones de vida, ya que gracias a la neurociencia sabemos que las emociones positivas facilitan la reconexión neuronal hacia las memorias adaptativas.
1.relaciones enriquecedoras y de apoyo
2.vivir, desarrollarse, jugar y aprender en entornos seguros, estables, protectores y equitativos
3.tener oportunidades para el compromiso social constructivo y la conexión;
4.aprender competencias sociales y emocionales.
Emociones como el interés, el entusiasmo y la curiosidad, nos ayudan a sentir y funcionar mejor y apoyan el desarrollo de resiliencia.
En la siguiente imagen comparto las cuatro dimensiones de la resiliencia y te invito a reflexionar sobre la tuya, además de iniciar un proceso en el que hagas consciente tus fortalezas, debilidades y áreas de oportunidad, mejorando así cada una de las dimensiones de tu vida.
¿Deseas iniciar un proceso terapéutico?
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Desarrollo mi trabajo como Profesional Pleno en Salud Mental, miembro de AIBAPT y me he certificado como Profesional Clínico en Trauma. Lee más sobre mí ¡haciendo clic en este enlace!
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